Hijos que heredaron la pasión de sus padres

Autor: Raamssay Rosales

¡Hola Multicuban@! 

Hay legados que no se heredan con testamentos, sino con gestos, miradas y una vocación que nace casi sin darse cuenta. En muchas familias cubanas, el arte no se aprende en la escuela, se respira en casa. Se escucha en los ensayos que papá repetía frente al espejo, se observa en la manera en que miraba un escenario, o se sentía en esa pasión que le ponía a cada personaje. Cuando papá es actor, humorista o director, en ocasiones sin quererlo, también transmite en sus hijos la pasión de su profesión. 

En Cuba, el talento muchas veces pasa  como los refranes, de generación en generación. Y es que los hijos de artistas han encontrado en sus padres no solo una figura a quien admirar, sino también un compañero de escena, un cómplice, una inspiración. Hoy queremos rendir tributo a esos padres que no solo criaron con amor, sino también con arte. A través de estos ejemplos, celebramos la herencia creativa que se cultiva en los hogares cubanos. 

La familia Wood es el clásico ejemplo, 3 generaciones de actores. Fuente: Actores de Cuba

La familia Wood lo ejemplifica como pocas. Salvador Wood, una figura clave del cine y la televisión cubana, fue un padre que sembró la pasión escénica en sus hijos. Su hijo Patricio Wood ha desarrollado una carrera que mezcla rigor y sensibilidad, con papeles memorables en películas como El brigadista o La anunciación. Y la tradición sigue viva con Gabriel Wood, nieto de Salvador, quien también escogió este hermoso camino. Tres generaciones unidas por el arte y por la sangre.

Otro ejemplo es Enrique Almirante, uno de los rostros más queridos del teatro y la televisión en la isla, conocido por su trabajo en Tierra Brava y El eco de las piedras. Su hijo, Carlos Enríquez, no solo heredó su talento, sino también su capacidad de conmover al espectador, ya sea desde un escenario o frente a una cámara. Su trabajo ha sido reconocido por su papel en Cuatro estaciones en La Habana y Fátima o el Parque de la Fraternidad.

Quién no recuerda a Octavio Rodríguez «Churrisco», el inolvidable humorista que no solo hizo reír a generaciones de cubanos, también sembró esa chispa en su hijo, conocido como Churrisquito. El mismo nombre, el mismo ritmo, el mismo deseo de alegrar. Verlos juntos en escena fue ver la continuidad de un estilo humorístico muy a lo cubano, con picardía y corazón. 

El caso de Leonel y Alexis Valdés es otro claro ejemplo de cómo el arte se convierte en un lazo inquebrantable. Leonel Valdés, con su presencia fuerte y clásica, marcó época con su personaje en la película Las doce sillas. Pero, su hijo Alexis Valdés ha sabido ganarse su propio lugar con una carrera versátil que abarca teatro, cine, televisión y humor. En cada gesticulación de Alexis hay algo de su padre, pero también hay una energía nueva que mantiene vivo ese legado desde su propia identidad. Lo vimos en películas como Un rey en La Habana y en su trabajo televisivo dentro y fuera del país.

Padre e hijo que también brillan es el caso de Néstor Jiménez y Néstor Jiménez Jr.. Ambos han compartido escena en proyectos donde es visible la admiración mutua que sienten el uno por el otro. Y es que el oficio no se transmite solo con consejos: se pasa con la mirada, con la paciencia de los ensayos, con la entrega compartida. Néstor Jiménez (padre) es muy querido y reconocido en el cine, teatro y la televisión.

Igual sucede con René de la Cruz padre e hijo. ¡Nuestro eterno Julito el pescador! Ambos han mantenido viva una forma muy cubana de actuar: con alma, con sentido del humor y con entrega total. Aquí el apellido no solo es una firma artística, es una manera de entender la escena.

Si hablamos de herencia, no podemos cerrar sin mencionar a Luis Alberto García, uno de los actores más queridos y versátiles de Cuba. Su padre, de igual nombre, fue una figura influyente del cine cubano de las décadas pasadas. Y aunque padre e hijo no llegaron a actuar juntos, el hijo ha sabido llevar con orgullo ese nombre, convirtiéndolo en sinónimo de talento y entrega con películas como Clandestinos, La vida es silbar o Viva Cuba.

Cada una de estas historias nos habla de un sueño compartido, de un oficio transmitido con amor.

¡Cuéntanos, multicuban@! ¿Qué figura artística cubana recuerdas con admiración y por qué? Te leemos en los comentarios.

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