Sexo débil el de los hombres

Ya sé… soy hombre y ¿quién soy yo para hablar de mujer? Pero sucede que las admiro. Son lo máximo. Generalmente más enfocadas y sabedoras de cómo entrarle a algo. Entre otras cosas porque sopesan con más facilidad pros y contras… Rápido. A la velocidad de la luz. Lo demuestran al discutir. No hay manera de hallarles una grieta. Y cuando tu miserable egolatría masculina piensa que vas ganando porque encontraste un punto débil… Ella, como pantera agazapada, va llevándote imperceptiblemente al punto en que vuelves repentinamente a perder la razón. Y la pierdes de manera rotunda y definitiva.

–No trajiste el pan.

–Pasé pero había cartel puesto en el mostrador que no estaban vendiendo.

–Pero te dije que lo estaban vendiendo en el quiosco azul afuera.

–Lo miré y estaba cerrado.

–Porque no abre la ventana del quiosco y el panadero lo está vendiendo por la parte de atrás.

–Ah no… pero ya es demasiado, no soy vidente.

–¿Y yo si?

¡Imposible!

Y a discretas no les gana nadie. Los hombres pensamos que somos los únicos que “vacilamos” los extremadamente hermosos encantos femeninos que andan por la calle. Nuestra preocupación es embarajar, disimular que lo hacemos. ¿Pues quieres que te diga algo? La preocupación de ellas muchas veces es hacerlo notar… porque son tan discretas… lo tienen tan incorporado a la información del ADN, que cuando quieren hacer notar que MIRAN…porque lo necesitan… Un problemazo. ¡Y cómo miran! Escuchar la conversación secreta de dos o tres amigas sobre un buen mozo, es como leer la historia clínica del tipo:

• ¡Qué culo!
• ¡Lo adoro! Pero me he fijado que para caminar apoya ligeramente más el pie izquierdo.
• Es posible que sea un espolón en el otro pie.
• Yo tengo la sospecha de que el tiro del pantalón le aprieta hacia la derecha y por eso…
• Lo he mirado, pobrecito… ¿Él es de izquierdas o de derechas?
• ¡De centro, niña! Si se le ve a la leguaaa… Que no tiene filiación ninguna.
• ¡Él no tendrá filiación, pero yo tengo una fijación!

Tienen nombre de mujer las islas más bonitas y los huracanes más devastadores. Y no es por gusto. Yo, cada vez que a una depresión tropical se le bautiza con nombre femenino apenas entra en etapa de tormenta… Se me quita el sueño. Y no falla. Como en la vida misma tienen asociados los apagones más oscuros… Porque no hay apagón más oscuro que el que te provoca una mujer. ¿Y los desastres de vivienda? ¡Puaf! ¿Qué un huracán te arranca el techo de la casa? ¡Prueba a divorciarte para que tú veas!

Y nunca te fíes de su humor. Son contradictorias. Las ves que con una mala cara del carajo no se apartan de ti si ingresas en el hospital. Pero si de pronto sonríen y entornan los ojos en una conversación… aguántate… Puede suceder que termines durmiendo en el portal a causa de una sonrisa.

Si juntamos Biblia con Teoría de la Evolución de las Especies, nos daremos cuenta que son superiores a los hombres. Olvida el dato de que salió de una costilla… Salió después. Por lo tanto es un paso superior en la evolución de las especies. Trabajan todo el día, hacen el amor desaforadamente en la noche, se van a una discoteca y al día siguiente arrancan para la playa. Y el hombre… tristemente se queda en la mitad del segundo paso… Para renacer torpemente hecho tierra cuando ellas regresan de la playa ligeramente tostadas, felices y con cuatro teléfonos nuevos incorporados en la Agenda de Contactos. ¿Te pensabas que eras solo tú el que ligaba? ¡Sigue despertándote tarde después de media jornada de ella!

¡Sexo débil el de los hombres!