
“Recuerdo en la infancia una sensación maravillosa de libertad, de correr sin cesar, de hacer miles de travesuras seguidas de los constantes regaños de mamá que me producían una enorme frustración. Se le añadían los fracasos escolares, el concepto de estudiar llegó para mí bastante tarde y sentía que no encajaba en el sistema educativo. Todo lo que no fuera acción resultaba aburrido. Crecí amando correr largas distancias, nadar y andar en bicicleta y he aquí el resultado: soy un atleta profesional de triathlon. No ha sido fácil, pero transmito mi experiencia para todas aquellas personas que viven con TDAH: es completamente posible.”
Daniel
Cuando pensamos en el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) generalmente lo relacionamos con niños que no pueden quedarse quietos en clase, reaccionan hostilmente cuando se les corrige, tienen dificultades para seguir instrucciones y concentrarse. Realmente se ha abordado con mayor profundidad este tema en la infancia, pero la realidad es que, aunque algunos de sus síntomas se modifican y desaparecen cuando llegan a la adultez, muchas más personas llevan consigo esas dificultades a lo largo de su vida de lo que creemos. En ocasiones, simplemente se ven a sí mismos o son valorados como desorganizados, distraídos o que no tienen suficiente fuerza de voluntad.
Con el aumento de las responsabilidades de la edad adulta: el trabajo, la familia, las obligaciones sociales; las dificultades se vuelvan más evidentes y complicadas de manejar. Pero también es importante recordar que muchas personas con TDAH desarrollan estrategias para sobrellevar sus síntomas y vivir de manera plena por lo que un diagnóstico efectivo puede ser un primer paso para entenderse mejor y buscar ayuda. Y aunque les cueste ponerle a la vida esa pausa a veces tan necesaria para meditar, tomar decisiones y reaccionar adecuadamente, como diría Daniel: “es completamente posible” y añado necesario.


Nuestra invitación es a ser empáticos con las personas que encontremos en nuestro camino que estén lidiando fuerte con este trastorno. Aquellas que viven constantemente con el hecho de que su mente funcione a mil por hora, sin un control sobre ese ritmo. Con que la falta de atención puede hacer que se olviden de cosas importantes, que pierdan el hilo en medio de una conversación o que tengan dificultades para organizar su día a día. Aquellas que sienten una inquietud constante, una sensación de que siempre están en movimiento, incluso cuando no hay un motivo aparente. Viven con esa impulsividad que tantas dificultades puede generar en las relaciones interpersonales y de pareja. Aquellas para las cuáles organizar y gestionar el tiempo suelen ser un gran reto, con dosis añadida de estrés y sensación de estar siempre un paso atrás.
También la invitación a tomar en cuenta a todas aquellas personas con TDAH que tienen cualidades muy valiosas como creatividad, energía, capacidad para pensar fuera de lo común y una gran sensibilidad. La clave está en aprender a gestionar los síntomas y potenciar esas fortalezas.
Si te has sentido identificado con algunas de las realidades que hemos abordado, estás a tiempo de buscar ayuda profesional. Soy la Dra Liz Cabañas y contamos con un servicio de orientación psicológica online, confidencial y completamente gratuito donde ofrecemos una evaluación adecuada y estrategias para manejar los desafíos del día a día. Pero más allá de eso, aprender a conocerte, entender cómo funciona tu mente y aceptar tus dificultades es fundamental para vivir mejor. Tu experiencia con el TDAH también puede ser la de Daniel que concluye diciendo:
Soy diferente, los cambios me fascinan, me aburre la monotonía convertí todo esto en lo que soy y dejó de ser un problema. Lo aproveché constructivamente, y salió el resultado. Hoy puedo decir después de mucho tiempo dedicado a entenderme a enfocarme a automotivarme que el TDAH cambió mi vida.
Daniel
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