¡Buenos días multicubano!

No creo que haya otro fenómeno con el alcance del fútbol. Los partidos más vistos llegan a 500 millones de personas, y no hay muchos hechos en la historia en los que toda esa cantidad de gente esté haciendo lo mismo al mismo tiempo.

Se podría creer que la clave de todo está en el cantado “gooool”, pues en los demás deportes marcar un punto es bastante común. Sin embargo, el fútbol es fracaso la mayoría del tiempo, hasta que lo consigues y se produce  una explosión incomparable.

Podríamos incluso pensar, ojalá esas 500 millones de personas estuvieran haciendo algo más inteligente, productivo o interesante que estar viendo un partido de fútbol. Pero es un pensamiento que se esfuma en cuanto uno ve jugando al equipo que le gusta.

Hay una frase del periodista Ezequiel Fernández Moores donde dice que el fútbol es demasiado negocio para ser solo un juego, pero es demasiado juego para ser solo un negocio.

Once contra once pateando un cuero inflado y a ver qué pasa. Mientras, los narradores describen cada encuentro como si fuera el primero y el último. Más todo ese grupo de amigos frente a la pantalla que se gritan entre ellos como si se les fuera la vida en un partido.

Y es que les importa, les interesa, los calienta. Son muchas las ligas, los jugadores, las anécdotas, los documentales que abrazan dicho deporte.

Por estos días se desarrolla el mundial 2022 en Qatar y aunque ha estado mediado por diversas polémicas (las cuales llevarían otro artículo) la gente sigue apostando por ver triunfar al país que los inspira mundial tras mundial.

España, Francia, Argentina, Brasil, Alemania e Inglaterra son los que más escucho cada vez que ocurre el acontecimiento. Mis amigos que ninguno es español, argentino o brasileño defienden el honor de su equipo casi como cualquier nativo (y hasta más).

Recuerdo que en la isla, se trasmitía en lugares donde hubiese pantallas grandes; y las cervezas y banderas acompañaban a la comisión de embullo. Incluso es probable que ese jugador que tanto sigues te haya llevado hasta el país que hoy apoyas.

Lo que no puedo negar es que la pasión por el fútbol llega también por ese momento de compartir con tus amigos y/o familiares, de ver la ilusión del ganador y “darle chucho” al perdedor.