Llegó a su fin Regreso al Corazón. Ya no esperamos a las 8:30 para ver la novela en familia, aun desde este lado del mundo. La esperanza ahora está puesta en enamorarnos de la próxima entrega televisiva; por el momento, seguimos impactados por la euforia colectiva que generó. Cerró con broche de oro, llenando —no, repletando— el Pabellón Cuba para ver en vivo el capítulo final, en compañía de la música de Waldo Mendoza, que estuvo a la altura de la producción. Me quedo con cada lección de amor, y eso es suficiente.
Llegó a su fin Regreso al Corazón, pero hay historias que no acaban, como la de Diego y Silene. Ciertamente creíamos que Alejandra se había robado su corazón desde mucho antes, pero la realidad es que Gabriela Álvarez formalizó matrimonio con el guapísimo Lázaro Manuel y ya hasta cumplió su primer aniversario. ¡Que no, que no ando confundida! Estoy hablando de las historias que no acaban, de lo que vemos más allá de la pantalla: personas reales que se desdoblan en el arte de entretener.
De la misma manera que existen más Leticias de las que pensamos, hay muchos Marianos. Aunque la pareja de Delvis Fernández, Laura —una mujer tan fuerte y determinada como Linda Soriano— no puede ocultar que odiaba a ese Mariano, al menos durante esos 45 minutos de cada capítulo. Se decidió a sorprendernos a todos lanzando una atrevida propuesta de matrimonio frente a miles de espectadores. Es que esa bailarina de flamenco se las trae. La respuesta de Delvis Fernández fue clara: «Tú sabes que sí». La competencia de Leticia fue fuerte esa noche, en la cual nadie se atreve a cuestionar que ganó el premio del público a la mejor actriz del reparto.
Nos regaló matrimonios tan reales como el de Joaquín y Violeta, que superan crisis y se fortalecen. Nos enseñó que el amor a veces no es suficiente cuando choca demasiado fuerte con sueños y proyectos, como los de Yolanda y Fermín, Adriano y Ernesto. De la misma manera, pueden llegar a caballo miradas que se cruzan inesperadamente, una escena que provocó el mayor de los revuelos en el público. Muchos aseguraron que se viene una segunda temporada.
Y a veces el amor es tan suficiente como el de Angélica y Enmanuel, que rompe con todos los esquemas de lo tradicional y dice: voy pa’lante. Alicia Hechavarría sabe de entrega y perseverancia; quizás por ello todos amamos a Angi.
Las rutas del corazón son, en ocasiones, escabrosas. Henry vivió amores de todos los tipos y encontró su sosiego cuando aprendió a perdonar a unos y a entender a otros. La vida le dio fuerte por todos lados y llegó Salet para enseñarle a canalizar su dolor sin esa ira desbordada.
También hay Ignacios en cada sitio. Es cierto que amó y sufrió el desamor. Intentó cubrir sus vacíos con nimiedades materiales, ocultando a una persona manipuladora, violenta e incapaz de tolerar el rechazo. Lo intentó, pero no lo logró. ¿No les resulta familiar? Montse o Marcela, de manera inconsciente, quiso repetir ese patrón romántico en su relación con Diego. Ella, tan frágil, necesitada de protección y de sentirse querida.
Como un aire fresco, hay historias de vida que todos queremos experimentar: esas que llegan desde la dulzura, la belleza en el trato y la naturalidad de Olivia y Leandro. Tan auténtica, que duele pensar que sea actuada.
Alguien tenía que robarse el show de alguna manera, y el premio es para Isis Chaveco y Miguel. No hubo traje violeta y, aun así, no hizo falta. Una historia que empezó como algo casual entre dos personas totalmente diferentes, unidas por un concepto peculiar de libertad que terminan echando por la borda para unir sus vidas en matrimonio, porque el amor también nos cambia los sueños. De eso se trata cuando llega y arrasa con todo lo previsto: entonces promete. Es que Mayelín Barquinero es histrionismo, energía y espontaneidad; Fernando Ramírez observa y disfruta cada una de sus locuras, complementándola de manera tan natural que encanta.
La relación entre dos adolescentes tan diferentes como Vicky y Camilo es una de las muestras más fehacientes de la fuerza rehabilitadora de este sentimiento. De la misma manera, nos deja la lección de no correr detrás de aquello que creemos es lo mejor; en cuestiones del corazón, primero se siente y luego se vuelve a sentir.
Gunga y Sonia nos enseñaron que, cuando creemos que hemos cerrado las puertas a la pasión, el piso se te mueve, porque no hay edad para volver a amar.
La mayor lección de lealtad nos la regaló Daniel. Es que ni en la novela se permite Alejandro Palomino dejar de ser fiel a su Nora Elena. ¡Qué historia tan conmovedora la que protagonizaron! Qué derroche de paciencia, cuántas salidas a todo tipo de situaciones difíciles, en las cuales la dedicación fue admirable. También leal y respetuosa fue Eloísa en ese amor hacia ese hombre, porque ¿quién no lo amaría?
Cerró su historia como mandan los clásicos, con la boda de Diego y Alejandra. Dos personajes que enfrentaron lo prohibido una y otra vez, que se sumergieron en crisis, que se resguardaron en otros brazos y no encontraron ese complemento. De esas historias que todavía nos hacen creer en el «uno para el otro», en las medias naranjas y en el amor eterno.
Y aunque quizás a Dalia Yacmell no le guste mucho esta parte, tiene que esperar a otra novela en la cual su derroche de talento y versatilidad le dé una nueva oportunidad de reconquistar a Diego. Mientras tanto, que siga disfrutando en casa de nuestro eterno Leroy y que nos sigan regalando, con su carisma, contenidos en redes sociales cargados de humor y amor del bueno.
Desde el Blog Multicuba felicitamos a todo el elenco y al equipo de trabajo de Regreso al Corazón. Cuando se logra mover a la gente de la manera en que lo hicieron, el trabajo está hecho. Por más propuestas con las manos de Yoel Monzón y la batuta de Loisys Inclán.
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