Cuquitas cubanas: las muñecas más queridas de todos los tiempos

Autor: NIna Fernandez

Todos los fines de semana me llamaban mis amiguitas del barrio, para juntas ponernos a revisar las colecciones de cuquitas de papel que guardábamos en cajas de zapatos o dentro de revistas. ¡Era toda una celebración! Cada una de nosotras ya previamente las habíamos coleccionado, muchas veces las protejíamos con cartulinas al dorso para que no se rompiera el papel de tanto manoseo. Eran nuestra fortuna y nos llenábamos de alegría cuando lográbamos atrapar el último número de la revista Mujeres que las traían en la contraportada.

Estas  lindas muñequitas de papel, generalmente se presentaban como figuras acompañadas en una misma hoja por accesorios y prendas de vestir, que se recortan en piezas individuales para ataviar a la imagen humana. Se convirtieron en un juguete clásico cuyo origen se remonta a Europa, fueron bautizadas como “cuquitas” en diversas naciones latinoamericanas, pero el mayor furor sin dudas lo causó en Cuba, allá por las décadas de los 70 y 80.

En nuestras tardes de largos juegos, donde muchas veces no había luz, por supuesto que solíamos ponerle nombres y les adicionábamos diseños propios  junto a historias imaginativas que les creábamos. Había algunos modelos de ropa muy bonitos, algunas muchachas se mandaban también hacer ropa basada en esos modelitos de papel. Otros recursos que usábamos, era hacerles adornos con papel sanitario, o cuando por el uso intensivo se nos rompía la ropa, recortábamos y adaptábamos las fotos de otras revistas. ¡Y a seguir soñando maravillas!

¡Me encantan las cuquitas! Yo tenía una colección grande, perseguía las revistas donde venían para recortarlas, les armaba una ciudad encima de mi cama, las repartía entre mi mejor amiga y yo, y así nos pasábamos la tarde jugando. Era uno de los momentos en que no nos halábamos los moños. ¡Jajaja! Precioso tiempo aquel. Éramos dichosas.

Las cuquitas modernas son de princesas Disney. Fuente: Pinterest

 

 

 

No existía una celebración en esos tiempos donde no estuvieran, en los cumpleaños como regalos, adornando el cake,o las piñatas, se rifaban en diveross juegos. Eran una celebridad, hasta hubo sus modelos masculinos, claro que no llegaron a la popularidad de la representación femenina pero si hubo su cuquito por ahí.

Siempre me llamó la atención que fueran diferentes y muy bonitas, marcaban tendencia y hasta gustos en el vestir, de ahí seguro la frase que suele usarse como piropo ¡Estas Cuqui! O ¡Vístete Cuqui para la salidita! Compartir esos ratos en familia también fue un derroche de buenos momentos, sobre todo si la abuela estaba presente y con sus concebidos consejos nos enseñaba como cortar los alerones que traían las ropas para ser sujetadas en las muñecas, nos brindaba un rico dulce acompañado de una fría champola de guanábana y hasta entonaba una hermosa canción.

Hubo ediciones especiales de fin de año y por cuanta celebración existiera relacionada con la mujer, hoy muchas personas aún las conservan, conozco amistadas que viajaron con ellas a muchas partes del mundo llevándolas consigo como una  reliquia, o porque era su juguete favorito. En nuestros días se ha intentado revivir su historia, a veces pienso que Barbie  con sus innumerables atuendos es una versión moderna, aunque sé que no están relacionadas. Actualmente también he podido ver a las clásicas princesas Disney en versión de cuquitas, así que si a una niña le gusta Pocahontas o Cenicienta, puede cambiarla de trajes e intercambiar la ropa con otro personaje.

También existen versiones digitales de esas muñecas y  muchas niñas gustan de jugar con ellas en su dispositivo móvil, ahora más fácil aunque no sé si más divertido. Mi niña me dice que puede cambiar los colores, no solo de la ropa, sino también del pelo, comprar zapatos y probárselos (me viene a la mente lo difícil que era especialmente recortar esa pieza), las puede intercambiar con sus amigas a través de mensajes o videojuegos, yo la escucho y suspiro. Cierro los ojos y recuerdo mi barrio en una tarde de domingo y como si fuera hoy escucho: ¡Niña, déjame ver tus cuquitas!

Multicuba quiere que conserves tus raíces, cuéntanos tus historias, enséñanos tus cuquitas, comparte con nosotros si tú también jugabas con ellas.

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