Ana Elisa siente que tendrá un gran día, se levanta con toda la actitud y aunque es su primer turno de trabajo después de graduada de Dra. en Medicina y en el fondo coexiste una leve ansiedad, va con todo. Ha madrugado durante 6 años para esto y tiene la percepción de que sus conocimientos teóricos y habilidades son las adecuadas para el trabajo que desempeñará.
Ella sabe que todavía tiene mucho por aprender y experimentar, unido al hecho de que se le presentarán disímiles situaciones ante las cuales tendrá que pedir orientación y/o consulta. Aún así, su actitud ante el nuevo reto -lejos de ser arrogante- es el resultado de un gran trabajo: el desarrollo de su autoconfianza.
La pausa de este mes se encamina a continuar con una secuela que iniciamos en el espacio anterior en relación a la confianza en los demás. Justo ahí quedó una puerta abierta a grandes interrogantes y nos adentró a otra arista derivada del tema.
Nos preguntamos entonces ¿Qué es la autoconfianza?
Precisamente es esa percepción que tenemos de nuestras capacidades y habilidades… y parece muy simple, pero ¿Confiar en uno mismo lo es?
La respuesta es no, la autoconfianza es un proceso que se logra cuando hemos trabajado interna e intensamente en varias cuestiones personales, pero al mismo tiempo es totalmente factible y más allá de eso, imprescindible.
La mayoría de los niños pequeños tienen un alto desarrollo de la confianza en ellos mismos, creen que todo lo pueden, que todo lo saben y cuando comienzan a vivir experiencias frustrantes, entonces se destruye dicho mecanismo natural.
Ocurre porque la confianza de los niños no está basada en un conocimiento objetivo de sus características. El primer eslabón de la autoconfianza es el autoconocimiento: descubrir nuestros puntos fuertes, cualidades, debilidades, defectos etc…
Una vez que logremos conocernos bien, estaremos en mejores condiciones de conectarnos con nuestros sentimientos, pensamientos y conductas. Y así podremos aceptarnos como somos, sentirnos realizados y satisfechos con nosotros mismos.
Para nada eso implica que no seamos capaces de superar nuestros puntos débiles o de modificar rasgos personales con los cuales no nos sentimos cómodos. Se trata de que el proceso nos enseñará el mejor camino para lograrlo.
Ya en este punto, estaremos listos para atender y satisfacer nuestras propias necesidades, motivaciones, proyectos y objetivos, en función de nuestras capacidades reales o potenciales, pero con nuestra expectativa ajustada a la realidad.
La autoconfianza no implica llevar a Ana Elisa a pretender en su primer día como residente de neurocirugía realizar sin supervisión exitosamente un proceder quirúrgico complejo. Implica también conocer los límites reales y verlos como metas futuras para que en el momento preciso sean asumidos con esa autoconfianza de su primer día de trabajo.
Te preguntarás ¿Por qué tanta rimbumbancia? ¿Por qué es tan importante confiar en uno mismo?
Hacerlo:
1- Nos genera bienestar.
2- Nos ayuda a tener una mejor calidad en las relaciones familiares, laborales, de pareja etc…
3- Mejora el desempeño estudiantil, laboral y personal.
4- Favorece la toma de decisiones adecuadas.
5- Nos ayuda a tener un mejor autocontrol ante las situaciones adversas.
6- Aumenta la tolerancia a la frustración y la resiliencia.
7- Fortalece nuestra autoestima.
8- Contribuye a gestionar adecuadamente los estados emocionales negativos.
Así que si bien es un viaje en tren de los difíciles y largos, el destino merece todas sus peripecias.
¿Que cómo abordar el tren? ¿Cómo seremos capaces de confiar más en nosotros mismos?
1- Realizando ejercicios de reflexión personal auto-observándonoslos para poder auto-evaluarnos.
2- Meditando.
3- Desarrollando la escucha activa.
4- Haciendo conciencia de nuestros pensamientos y sentimientos así como el por qué de ellos (para poder entenderlos y manejarlos a nuestro favor).
5- Desarrollando nuestras potencialidades y trabajando en la debilidades.
6- Fomentando las conductas autoconstructivas y evitando las autodestructivas.
No hay nada que genere más paz mental que sentirnos seguros de cada paso que damos, no percibir que caminamos por una cuerda floja y saber que si en algún momento tenemos que hacerlo, está bien caerse o sostenerse.
Habrá manos y puertas, pero sobretodo habrá entrenamiento y recursos personales para volver a caminar sin miedo… ese regalo solo te lo da la autoconfianza.
Soy la Dra Liz Cabañas y te invito a hacer la pausa que todos necesitamos para defender nuestra salud mental. Como siempre quedan a tu disposición (y la de quien lo necesite) las citas online de apoyo emocional; por supuesto, confidenciales, gratuitas y desde la comodidad de un dispositivo movil.
Un abrazo afectuoso y te espero en la próxima edición de Hagamos una pausa.
2 Comentarios al Artículo:
La autoconfianza
Un gran regalo este artículo
Me encantó
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