“Amelia se mira al espejo, se endereza el moño y se cambia el lazo, se ajusta la falda, se da la vuelta y sonríe. Papá la agita para que termine. La pequeña de 6 años le pregunta si lleva todo lo necesario en la bolsa para sus clases de piano. Papá no puede evitar su comentario: tenemos una mini versión de mamá en casa. Amelia siente que es el mejor piropo que ha recibido y camina oronda, no sin antes darle un dulce beso en la mejilla”.
Es mamá sin dudas ese espejo en el cual todos deseamos mirarnos, que nos da la justa medida desde pequeños si lo estamos haciendo bien. También es la mamá de todos, multitareas, eficiencia pura con una mezcla de mano dura detrás de unas lágrimas ocultas.
Esa que pica de su bistec para que el tuyo sea más grande porque disfruta sobrealimentarte, y también la que te hace volver a lavarte los dientes por partida doble. La mamá que parece ante los ojos de sus hijos que puede con todo, que nada la perturba, que no le teme a las ranas y que nunca se equivoca. Esa mami modelo a quien todas las niñas se quieren parecer.
Hagamos una pausa hoy para homenajear a todas las madres en su día, desde uno de sus principales y más difíciles de sus roles : la mami espejo.
Desde el primer instante del conocimiento de la maternidad, la parada sube para la futura madre. Inicia un camino en el cual come sin querer y no por ella, sino por alguien más. Empieza a buscar la tan necesaria paz para poder transmitirla al bebé que tiene en su vientre. Se adentra en diálogos interminables, tiernos y gratificantes porque ya puede oír y aunque no entienda las palabras, sí el afecto que transmiten.
Son las madres y las familias el primer lugar donde un niño aprende por qué reír, por qué llorar, cuándo enojarse y cómo resolverlo. A sentir miedo, protección, a dar y recibir amor. Los niños aprenden de sus madres no solo a ser aseados, presumidos y organizados; es también la mamá una escuela de valores, de ética, de responsabilidad, de sentido de justicia.
Mamá es un modelo emocional, más allá de un modelo conductual. No solo reflejamos qué hacer tal como mamá, reflejamos qué sentir. Son fuentes de seguridad para los hijos, de estabilidad psicológica, de resolución de problemas. Es de mamá de quien aprendo desde el arte de un potaje hasta cómo me relaciono con los otros.
El mayor aprendizaje en los niños es por imitación, por ello el rol que orienta y dirige cada una de sus actividades es primordial. Debe ser una figura a admirar porque ese sentimiento de orgullo de los niños hacia sus madres contribuye a su autoestima, a su éxito futuro.
Mi mamá me va a enseñar de respeto, de empatía, de inteligencia emocional, me va a decir que puedo equivocarme, me va a perdonar. Pero la mejor manera de yo aprenderlo es viendo cómo me respeta a pesar de mi edad, cómo pide perdón cuando se le va la mano; o cuando me da unas galletas de más para mi amigo Joaquín que no tiene su propia mamá.
Pues sí, tarea dura, pero gratificante para una mujer cuando toma la decisión de convertirse en madre o simplemente es bendecida con ello. Pero mucho más allá del orgullo de Amelia cuando papi la llamó mini versión, está el de esa mamá que siente en los pasos de su hija el resultado de sus interminables horas de desvelos, de sus castigos autocuestionados y sobretodo del amor incondicional que profesa.
Concluye la pausa matutina de hoy con una felicitación muy especial a todas las madres en su día, a las que están cerca, lejos, a las que ya no están, a las que sin ser madres biológicas son MAMÁS en toda la extensión de la palabra, a las que son mamá y papá, a cada una…
2 Comentarios al Artículo:
La mamá espejo
Feliz día a todas las madres
Las madres las mejores del mundo
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