
«Quién subiera tan alto como la luna, para ver las estrellas una por una,
y elegir entre todas la más bonita, para alumbrar el cuarto de la abuelita» Tomás Allende Iragorri
¡Hola Multicuban@!
¿Tú también te criaste con el aroma a pan tostado con mantequilla y una buena taza de café con leche? Yo aún puedo oler ese desayuno en la casa de mi abuela, con la tierra mojada del patio, mientras ella preparaba uno de los manjares más sencillos y sabrosos que he probado en mi vida. En esas mañanas había un silencio lleno de paz, como si el tiempo supiera que allí se estaba creando un recuerdo que duraría para siempre.
Hoy quiero hablarte de nuestras abuelitas, esas mujeres sabias que han sido corazón y columna de tantas familias. La mía era una guerrera incansable, con una energía que parecía brotarle del alma misma. Su casa era mi refugio, su atención total cuando la visitaba. Puedo asegurarte que la comida que hacía era mágica, tanto que en las fiestas familiares se esperaba con ansias que ella cocinara, porque como ella nadie. Lo suyo no era solo saber cocinar, era saber amar a través del sazón.
Con esas manos curtidas por los años y la experiencia, ella, como tantas abuelas cubanas, era una enciclopedia viva. Me enseñó el valor de trabajar con esmero, la importancia del respeto con una simple mirada firme, y ese calor que solo se siente cuando la familia está unida alrededor de la mesa. Si tienes la dicha de tener a tu abuela contigo, cuídala con el alma; y si ya no te acompaña, seguro la extrañas un montón.


Cuando llegué a la adultez y me enfermaba, me sentía perdido, sin saber qué hacer ni qué remedio tomar. Pero siempre pensaba en ella, en su certeza absoluta para aliviar cualquier dolor. Porque nuestras abuelas no solo son nuestras cuidadoras, también son nuestras doctoras de alma. Sus consejos eran medicina, sus remedios eran sabiduría destilada en infusiones, pañitos de agua tibia o cuánto brebaje con hierbas medicinales.
Para quienes estamos lejos, el recuerdo de nuestras abuelas es como un perfume que nos acompaña en silencio. Está en la comida que intentamos replicar, en la frase que decimos sin darnos cuenta, en el gesto que heredamos sin saberlo. En Multicuba lo sabemos bien, por eso, cada recarga, cada combo, cada gesto que te ayudamos a enviar, es una forma de acercarte, de abrazar con el corazón a esa abuela que lo dio todo por ti.
Las abuelas cubanas son mucho más que la suma de sus años. Son nuestras consejeras, nuestras mejores aliadas, nuestras memorias vivas. Si te repite la misma historia varias veces o te cambia el nombre, no te molestes, sonríele y dale un beso. Honrémoslas hoy y siempre, manteniendo vivo su legado como si cada abrazo, cada frase y cada comida hecha con amor pudiera cruzar fronteras. Transmitamos su sabiduría y memorias a nuestros hijos, yo diera lo que no tengo por solo 5 segundos abrazando una vez más a la mía.
¿Y tú, cuál es esa frase de tu abuela que llevas tatuada en el alma? ¡Cuéntanos en los comentarios!
4 Comentarios al Artículo:
Las magia de las abuelas cubanas
Mi abuela decía: El conocimiento no ocupa espacio, Aprende todo lo que puedas
Mi abuela siempre decía: Ponte para esto que del cielo no caen las cosas, espabilate
Mi abuela hacía la mejor leche con espumita
Las abuelas son esas segundas madres que nos brindaron un amor único y especial que solo ellas pueden darnos🥹
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