¡Hola multicubano!

Cuando era niña si llegaban estas fechas había viaje y paseo. ¡Alegría en grande! La Habana, la playa de Varadero, los museos, los parques, pelo suelto y carretera… todos los destinos me parecían espectaculares cuando se acababa el curso.

En Cuba, para los más pequeños de casa el verano solo significa una cosa: vacaciones. Por eso, las familias se movilizan para organizar planes y viajes a nuevos lugares. Es como la justificación indiscutible para salir de casa y de la zona de confort.

Aunque a veces no podías salir de tu provincia por cuestiones de tiempo o presupuesto, en cada una de ellas siempre ha habido sitios estratégicos para desconectar de la realidad y compartir en familia o con los amigos.

Yo, tuve la oportunidad de de conocer Holguín, Santiago, Pinar del Río, Villa Clara, Cienfuegos, Sancti Spíritus y Matanzas en mi niñez. Además, nací en Camagüey y me mudé luego para La Habana, así que del caimán conozco una buena parte.

Recuerdo que en Santiago de Cuba visitamos una villa en Pueblo Nuevo de Juraguá, con una playa que dentro tenía más piedras que arena pero que estaba igual de exquisita.

La visita al Cobre y nuestra foto con las virgencitas compradas a la entrada de la iglesia, el Valle de la Prehistoria, el Museo Nacional del Transporte, andar por su ciudad y conocer su historia, no podían faltar ¡Santiago definitivamente merece volver!

En Holguín subimos todos aquellos escalones hasta llegar a la Loma de la Cruz, el punto más alto de Cuba. Visitamos el Museo Indocubano Bahí, único de su tipo en Cuba, que atesora objetos originales que muestran la vida de los primitivos habitantes de la isla, esos que te cuentan por la historia que se extinguieron con la colonización española.

También fuimos a playa Pesquero con poco que envidiarle a Varadero y sé que esta provincia guarda otras igual de hermosas como Guardalavaca. ¡Ah! nunca dejar de mencionar al Festival de Cine Pobre en Gibara, una forma irrepetible de vivir el séptimo arte.

De Camagüey recuerdo Santa Lucía, otra playa más para la lista, pero será que los cubanos somos de huirle al calor entre la arena y el agua salada, de caminar por su hermoso centro histórico, sus calles estrechas y adoquinadas, ir al teatro y viajar al monte (esto es probablemente común en todas las provincias).

En Sancti Spíritus quién no se enamora de Trinidad, se pierde en la belleza natural de Topes de Collantes y playa Ancón, o en Cienfuegos que bien lo decía el Benny: la ciudad que más le gustaba con tanto para mostrar, incluso un malecón con vistas espectaculares. Y si el calor aprieta siempre tendrás las heladas pocetas del Nicho.