Ser padrastro también es ser papá: 8 tips que te ayudarán

Autor: Raamssay Rosales

¡Hola Multicuban@! 

Dicen que padre no es solo el que engendra, sino el que cría, el que está presente en el día a día y acompaña. Aunque la palabra «padrastro» a veces viene cargada de prejuicio y recelo, la realidad es que muchos hombres han sabido ganarse ese título con hechos, con amor, y sobre todo, con paciencia. Hasta los matrimonios más sólidos a menudo sienten que criar hijos e hijastros es retadora. Las parejas muchas veces se sienten solas en su respectivo rol y ser padre biológico es una dinámica muy distinta a la de ser padrastro, lo que puede generar estrés y ansiedad en ocasiones.

Hoy queremos hablarte a ti, que elegiste amar no solo a tu pareja, sino a un niño que vino con su propia historia. Porque eso, amigo mío, también tiene mérito. Ningún vínculo afectivo se construye de la noche a la mañana y este no es la excepción. Para  llevarse bien con sus hijastros hace falta trabajar y cuidar esa relación de manera constante. 

Ser un buen padrastro no significa ocupar el lugar de nadie, significa crear el tuyo. Por eso, te compartimos 8 consejos para transitar ese camino con respeto, ternura y madurez emocional. No son fórmulas mágicas, pero sí guías que pueden ayudarte a construir un vínculo bonito y verdadero. 

Hazle saber a tu hijastro que estás disponible para hablar cada vez que sea necesario y escúchalo con atención.
  1. Respeta los tiempos del niño. El amor no se impone, se gana. Al principio puede haber distancia, duda o hasta rechazo. No lo tomes personal, dale espacio suficiente para que te conozca a su ritmo. Poco a poco, los gestos cotidianos hablarán por ti.
  2. Nunca hables mal del padre biológico. Aunque no esté presente, aunque no cumpla su rol, ese sigue siendo su papá. Evita comentarios negativos o comparaciones, habla desde tu propio lugar, no desde el de otro. La neutralidad respetuosa es señal de madurez y el niño lo valorará. Es importante que un padre de crianza tenga presente que  el niño nunca olvidará las palabras ofensivas que alguien expresó sobre sus padres y al final crearán resentimiento.
  3. Crea momentos significativos. No hace falta que te gastes un dineral ni que seas un superhéroe. Lo importante es que tu presencia se sienta y creen sus propias experiencias. Salgan a caminar, cocinen juntos, vean una película o escúchalo contar sus historias del colegio. A veces, solamente basta con estar y hacerte sentir presente.
  4. Suma, no reemplaces. Ser padrastro es sumar afecto, no competir por él. En muchas ocasiones el niño ya tiene figuras afectivas importantes en su vida. Tu rol es agregar, construir, ofrecer otra forma de cuidado y protección. Cuanto más involucrado estés, más pronto te aceptará el niño en tu papel de papá alternativo y estará agradecido de que formes parte de su vida. 
  5. Habla con tu pareja. La crianza es un trabajo en equipo. Conversa abiertamente sobre límites, normas y cómo te sientes. No todos los momentos serán fáciles, pero el diálogo sincero es clave para evitar malentendidos y crear una armonía familiar real. Respeta los regímenes disciplinarios y de tareas de la madre. Aunque pienses que están fuera de lugar, no lo plantees en presencia del niño, no hagas comentarios que debiliten su autoridad. En su lugar, habla en privado con ella sobre tus preocupaciones e intenta llegar a un compromiso que beneficie al niño.
  6. Valida sus emociones. Muchos niños atraviesan duelos silenciosos cuando llega una nueva pareja. No minimices su tristeza, su nostalgia o sus enojos. Escucha con atención, valida lo que sienten y acompáñalos con respeto. Deberás estar listo para escucharlo y comprender por lo que pasa o lo que trata de decir. Dale tu hombro paternal para que llore de vez cuando sea necesario o incluso un abrazo, un beso en la frente o solo un simple “Todo va a estar bien”.
  7. Da el ejemplo. Un niño aprende más de lo que ve que de lo que escucha. Si quieres que te respeten, respeta. Si esperas que te vean como una figura confiable, sé coherente. Tu ejemplo es la mejor carta de presentación. Permanece activamente involucrado en resolver lo necesario para el futuro del niño, hablando con la madre primero e incluyendo luego al niño cuando sea apropiado.
  8. Celebra los pequeños logros. Tal vez no te llame «papá», pero si un día te pide ayuda con la tarea, te regala un dibujo o se sienta a tu lado sin que se lo pidas, eso es un avance. Esas señales de afecto son enormes. Disfruta cada una de ellas.

Ser padrastro no es sencillo, pero puede ser una de las experiencias más hermosas y gratificantes de la vida. Es elegir cuidar y educar sin que nadie te lo pida, estar sin exigencias, querer sin condiciones. Aunque el camino esté lleno de aprendizaje, también está lleno de amor del bueno. 

Desde Multicuba, aplaudimos a todos esos hombres que un día decidieron ponerse en los zapatos de un padre por decisión, no por obligación. Porque al final, los lazos más fuertes no siempre vienen de la sangre, sino del corazón. ¡Cuéntanos, multicuban@! ¿Conoces a alguien que haya sido un gran padrastro? Te leemos en los comentarios. 

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