¡Hola Multicubano!
Hace par de meses mi mejor amiga Bry se volvió viral en ‘las redes’ y no de la forma en que hubiera querido. Todo empezó cuando en su cumpleaños subió unas historias en una fiesta pasándoselo bien, y puede que con unas copitas de más.
Para no hacer el cuento tan largo, resulta que una página agarró de ese contenido y lo subió fuera de contexto (sin permiso y sin autorización o crédito alguno de la autora). Entonces, lo que fue una anécdota graciosa se transformó en una pesadilla en un abrir y cerrar de ojos.
Bry quedó en shock, quería desaparecer todas sus redes sociales. Los ‘trolls’ de Internet -esa gente que no perdona- lograron dar con sus perfiles personales y desataron una ola de comentarios ofensivos y muy fuera de lugar. ¡Imagínate la situación!
Como su amiga, intenté calmarla y buscar alguna solución, mientras como investigadora me cuestioné, ¿quién manda en ese mundo cibernético?, ¿cómo se puede proteger a alguien de la libertad de expresión cuando esa libertad lastima a otras personas?
Partamos del hecho de que estamos viviendo en la era de la hiperconectividad, potenciada por el auge del uso de redes sociales durante la famosa cuarentena. En paralelo, a diario somos testigos de comentarios agresivos, insultantes y carentes de argumentos que muchas veces se amparan en el anonimato.
Desafortunadamente, dentro de las redes no solo somos testigos de diferentes discursos de odio: social, sexual, sexista, religioso, de raza y más… sino que también podemos llegar a estar en la mira, ser los protagonistas y la cara del próximo video viral -aun sin quererlo-.
Para expertos en el tema, «lo que sucede en las redes no es muy distinto a lo que pasa en una plaza pública, donde puedes ver a todo el mundo, pero interactúas solo con tu grupo y crees que solo él tiene la verdad».
A veces, pareciera que a algunas personas les resulta más fácil criticar y atacar que ofrecer un apoyo sincero. Es como si pensaran que eso les da una especie de poder o satisfacción momentánea. ¿Y la empatía? ¿El respeto? ¿Los valores? ¿El sentido común?…
Por supuesto que nadie es perfecto, y a eso súmale que cada uno tiene una opinión propia para todo. Y aunque es normal que haya comentarios negativos y que a veces no nos gusten, lo esencial es expresarnos desde el respeto y la educación.
En esta ola digital actual, el mundo entero quiere monetizar con las redes, sin importar a costa de quién conseguir los likes, la interacción y los compartidos. ¡El fin justifica los medios! -dirían algunos-.
Muchas páginas en Internet utilizan imágenes comprometedoras, controvertidas o que incitan a tomar bandos, con el objetivo de aumentar su visibilidad y, en última instancia, sus ingresos a través de la publicidad.
Estas prácticas irresponsables afectan la integridad de la información que circula, mientras contribuyen a la desinformación, la polémica y la violación de la privacidad de las personas involucradas.
Que son públicas, sí, que son espacios de opinión, también, pero ¿hasta qué punto?, ¿quién marca la línea entre la ‘humilde opinión’ y el ataque?, ¿se está normalizando dicha tendencia?
Te invito no solo a que me dejes saber tu opinión en los comentarios, sino a que también me digas si te gustaría una segunda parte de este artículo para profundizar el tema.
Mi amiga Bry sacó su propia lección, ya no solo tiene su perfil privado, sino que analiza mejor lo que comparte. Sin embargo, si tú o alguien que conoces no ha sabido cómo manejar algo así, te remito a las citas de apoyo emocional de Multicuba.
Ya sea en un caso similar u otra situación de la vida para la que se necesite orientación, nuestra psicóloga Liz Cabaña te ayudará. Por supuesto, de forma gratuita, confidencial y desde la comodidad de tu celular. Luego me lo agradeces.
2 Comentarios al Artículo:
Ser viral, ¿pero a qué costo?
Muy bien dicho todo 👌
Gracias por leernos❤
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